¿Como se evita la masturbación? (Abc.es)
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Lo primero que me gustaría decir es “a buenas horas”. ¿Dónde estaban todos esos consejos mágicos, esa
visión tan acertada y sabia de este sucio vicio, esta adicción brutal que unos
pocos miserables, solitarios y pervertidos no podemos abandonar?. Todas las
horas que habría podido dedicar a estudiar los dinosaurios, aprender chino, a
tocar el laúd. Miles de cosas más provechosas y saludables que tocarme
lascivamente el muñequito.
Claro que no es buena, es pecado. Necesaria, pues un poco
sí. Por gusto no anda uno liado con el papel higiénico. Bueno hay gente para
todo, pero la mayoría lo hacemos por ser enfermos, pero no sexuales, sino de
soledad crónica.
Claro que no masturbarse es una muestra de valentía como
dice la persona de la Universidad de Navarra experta en el tema. En el tema de
la prevención quiero decir, no en el de la masturbación.
Sí, es un círculo vicioso que te envuelve y no te deja salir
de él, aunque lo intentes con todas tus fuerzas. Es un drama humano. El
onanista no sufre tanto por él, sino por la gente que le quiere. Su familia,
amigos, conocidos. En todos ellos vemos las terribles secuelas que les
ocasiona. Cualquier ser humano querría evitarles ese dolor, borrar de sus caras
el gesto de pesar cada vez que le ven y piensan “Ahí está, el onanista, Dios mío ¿qué hemos hecho mal?”.
Pero este experto (no puede ser experta porque todo el mundo
sabe que las mujeres no se masturban) nos da unas claves que pueden ayudarnos a
salir del pozo oscuro de los tocamientos:
Protegerse de la
agresión comercial del erotismo ambiental. Si es que estamos rodeados de
erotismo por todos lados. Nos bombardean con sexo. El ordenador es un
instrumento del diablo, con eso de internet. No lo tengas en tu cuarto, donde
con la puerta cerrada puedas dedicarte a prácticas sensuales. Déjalo en el
cuarto de estar, para que todos podáis ver juntos “A mi madre le gustan los caballos”. Y evita las redes sociales, la
televisión, la radio, los videojuegos. Mejor vete a una cueva.
Adopta un estilo de
vida saludable. Come de forma saludable (todos los estudios científicos,
curiosamente de la Universidad de Navarra, dicen que los masturbadores
habituales no comen verdura). Deja el tabaco, el alcohol, las drogas en
general. Salvo que si consumes muchas drogas no te apetezca masturbarte. Haz
deporte. Es sano, te ayuda a conocer mejor tu cuerpo (no veo claro que esto sea
bueno para no tocarse) y sobre todo conoces a gente sana con la que compartir
un rato de ocio y una buena ducha (si es otra persona la que te toca,
oficialmente no es masturbación, ¿no?. Claro que si es un hombre tampoco está
bien, pero de la cura de la homosexualidad ya nos hablarán otro día,
posiblemente el mismo experto)
Ocupa tu tiempo libre
de manera constructiva. Nada de irse a centros comerciales, cargados de
sensualidad en los que encontrar otras personas con las que puedes acabar
teniendo una relación sexual, que no se considera sustituto válido de la
masturbación (entonces lo de la ducha no vale). Dedica este tiempo en vez de a
copular a iniciativas éticas y honestas como luchar contra las grandes lacras
de la sociedad: la clonación y el aborto. Robar, desviar fondos a Suiza, cobrar
comisiones ilegales, quedarse con el dinero de preferentes, estafar, no saber
el dinero que tu marido tiene en cuentas de paraísos fiscales, también son
actividades recomendables.
Construye un grupo de
amigos sano. Mejor si únicamente son amigos, las amigas por muy formales
que sean, siempre nos pueden generar pensamientos inadecuados, aunque lleven
jersey de cuello alto y vestido hasta los tobillos. O precisamente por eso.
Recordamos que el onanista es un individuo enfermo. Sin líderes, donde todos
tengan el mismo objetivo: hacer cosas buenas, insípidas, inodoras e incoloras.
Por favor padres primerizos, aún estáis a tiempo de salvar a
vuestros hijos, esas criaturas inocentes, que sin vuestra ayuda acabarán siendo
adolescentes desorientados, tocándose día y noche sin poder evitarlo, llevando
así el oprobio y la indignidad perpetuos a sus vidas y las vuestras. En vez de
las historias de Pepa Pig o Pocoyó, leedles estos consejos antes de arroparles.
Con el tiempo os lo agradecerán